La mar cambia a cada milla. Las corrientes varían su temperatura, la salinidad fluctúa. La grava, la roca viva, el lecho marino, su profundidad… Todo ello crea la diversidad marina, variando el pescado según el puerto en que te encuentres. Cambiando, incluso, su sabor, y su color. Por eso para nosotros es tan importante traer de cada lonja sus especies locales, recorriendo todos los puertos de la costa, a través de su sabor.